Usted está aquí

¡Treinta y un años en Argentina!

La LBV cumplió treinta y un años en Argentina, trabajando por la educación y la inclusión social.

Luego de treinta y un años de trabajo en Argentina, y tras la creación de cuatro espacios comunitarios, campañas y programas permanentes, la LBV renueva su compromiso con la sociedad, apostando cada día a la educación e inclusión social de niños/as y adultos.

Carlos César Da Silva

Entrega de diplomas a egresados en la Escuela Infantil San Francisco de Asís. Año 2015.

El recorrido de la Institución en tierras porteñas comenzó en los primeros años de la década del ochenta, cuando José de Paiva Netto, Presidente de la LBV, abrazó el sueño de expandir el ideal de la solidaridad en los países hermanos de América Latina.

Con este anhelo en el corazón, un puñado de ciudadanos brasileños llegó al país para generar un trabajo que, con la ayuda de Dios y de innumerables personas, continúa hasta la fecha. El 3 de abril de 1985 la Institución obtuvo su personería jurídica. Esta fecha icónica marcó el nacimiento formal de la LBV Argentina.

Carlos César Da Silva
Actividad pedagógica en la Escuela Infantil Jesús. Año 2014. 

Al principio, los pioneros de la causa de la Buena Voluntad debieron enfrentar importantes desafíos: las barreras del idioma, los aspectos culturales disímiles a su país natal y las lógicas limitaciones económicas. Sin embargo, la LBV encontró en Argentina numerosas manos dispuestas a ayudar.

Carlos César Da Silva
Actividad recreativa en el Espacio Educativo Calle Colores, inaugurado en 2013.

Gracias a la expresión de solidaridad de tantos colaboradores, el desarrollo de la organización fue transitando logros paulatinos y sus acciones se entrelazaron con las vidas de miles de personas favorecidas por este trabajo educativo y social.

Hoy muchos niños, que ya son adultos, guardan en sus corazones las vivencias que cambiaron sus vidas. Como Julieta Arzamendia, que, tiempo atrás, escribió en el Facebook de la Institución: "Egresé de la Escuela Infantil Jesús hace trece años. Gracias a la LBV soy una persona con todos los valores morales que aprendí junto a mis seños, que nos acompañaron en nuestro crecimiento a mí y a mi hermana melliza, Antonella. ¡Me encanta lo que hacen! ¡Los llevo en mi corazón y me siento orgullosa de haber pasado mi niñez en el maravilloso Jardín Jesús!”.

Ronda de la Caridad en Plaza Miserere; entrega de comida a personas sin techo y deambulantes. Año 2009.

Las palabras del Contador Rodolfo Iglesias, uno de los primeros argentinos en sumar su esfuerzo al crecimiento de la Institución, reflejan el camino trazado: "Tuve la suerte de participar en el inicio de esta hermosa entidad en nuestro país. Por el año 1985 necesitaban un profesional para hacer los trámites de radicación de la LBV en Argentina y yo fui el encargado, también fui su primer contador. Cuando comenzamos a tener personal en relación de dependencia, mi esposa liquidaba los sueldos. Empezamos en la calle Gurruchaga y luego pasamos a la sede de Ricardo Gutiérrez. En lo que era el garaje, teníamos un comedor para los más pequeños, y luego comenzamos con el Jardín Infantil. Además, estaba la ayuda con la Ronda de la Caridad en Plaza Miserere, donde llevábamos un plato de comida a la gente que vivía en la calle. Fuimos creciendo y pudimos ampliar la parte educativa, con el edificio de la calle Bogotá. Hoy tenemos la suerte de tener, además de dos escuelas, un centro educativo en el Barrio Zavaleta. Tengo recuerdos muy gratos de toda la gente con la que trabajé durante este tiempo. Me siento muy confortado, contento de haber participado en lo que fue el proceso de evolución de la LBV hasta lo que es hoy: una gran entidad de bien público, que ayuda a los necesitados de nuestro país".

El trabajo continúa con ímpetu, siempre mirando hacia nuevos desafíos, inspirados en la propuesta de Paiva Netto: “Hagamos todo con Amor y Verdad y el trabajo quedará para siempre; jamás será olvidado pues habrá sido realmente provechoso a la humanidad. Es una cuestión natural de Justicia”.